Esther Cabrales (Madrid, 1973). Poeta. Ha cursado estudios de Derecho y de Filología Hispánica que jamás concluyó, porque siempre estuvo profundamente dedicada al sector financiero. Ha publicado Erosión (Renacimiento, 2017), Cuerpos (Renacimiento, 2019), Animal (Torremozas, 2021), Lengua muerta (Páramo, 2021), Mondo (Bajamar, 2024). Poemas suyos han sido incluidos en antologías nacionales, como son Rojo Dolor (Renacimiento, 2021), Distopía en femenino (Elenvés, 2023).
lunes, mayo 30, 2016
81 casillas
jueves, mayo 26, 2016
La vida vivida
miércoles, mayo 25, 2016
El columpio
martes, mayo 24, 2016
Dibujar a Ajmátova
Cómo dibujar a Maiakovski sin reparar en Ajmátova, en sus ojos verdes, en su tierra blanda. Sé que os sorprende que no me detenga en Lily Brik. Os diré por qué. A Lily la tenía, a ella y a Osip. Tenía el pack completo, pero a la acmeísta la deseaba, aunque lo expresara tan violentamente. Sabía que, de conseguirla, caería muerto de amor. Cuando Maiakovski se transparentaba tenía una Ajmátova desnuda por corazón.
domingo, mayo 22, 2016
viernes, mayo 20, 2016
Amor controlado
jueves, mayo 19, 2016
Ver
martes, mayo 17, 2016
Fantasía
sábado, mayo 14, 2016
viernes, mayo 13, 2016
Viaje de ida

martes, mayo 10, 2016
Diálogos imaginarios ii
¿Qué clase de secreto?.
No es un gran secreto. Lo guardo, más bien por pudor.
¿Y por qué me lo dices? ¿acaso quieres librarte de él?
Es posible. No estoy segura. Está ahí siempre. Latiendo bajo la piel. Recordándome que no se marchará sin más. ¿Quieres saber de qué se trata?
No estoy seguro. Es tu secreto. Nadie debería desvelarlo. Ni siquiera tú misma. ¿Qué derecho tienes?
No me asustes.
Si me lo cuentas, ¿cómo podré confiar en ti desde ahora sabiendo que no eres capaz de guardar ni tus propios secretos?
Creí que te gustaría.
¡Claro que me gustaría que no tuvieras ningún secreto! Por quién me tomas.
¿Entonces, quieres que te lo cuente?
No. No quiero saberlo.
No se trata de un gran secreto. Simplemente me atenaza un pequeño recuerdo.
Tan pequeño no será cuando te tortura hasta el silencio.
¡Oh, por Dios! No me tortura.
¿Y, entonces, por qué lo guardas con tanto celo?
Ya te dije, por pudor.
Qué patraña.
Da igual.
Da igual ¿qué?
Da igual. Olvídalo.
Claro. Como si fuera tan fácil olvidar que guardas un secreto.
¿Te lo cuento?
Ni hablar. Te arrepentirás al segundo de haberlo hecho. Me reprocharás con el tiempo que lo haya sabido. ¿Te sentirás mejor?
Eso creo.
Desembucha.
Se despidió de mí minutos antes de suicidarse.
Qué te dijo.
Me mandó un breve mensaje que decía “has sido importante”. Y aquí viene la tortura. Yo no sabía de qué hablaba y, mucho menos, cuáles eran sus intenciones.
Y qué le dijiste.
Le pregunté que por qué me decía eso, que se lo agradecía pero que no lo comprendía. ¿Había hecho algo sin saberlo?
Y qué contestó.
No contestó.
lunes, mayo 09, 2016
El poeta.

viernes, mayo 06, 2016
Buenos modales
Adonde te lleve el cabo de un hilo.
U no llega a Vladimir Maiakovski no por casualidad. No es fácil toparse con ese autor siguiendo la senda aterciopelada de la impasibilidad. ...

-
El hombre aproximativo , de Tristán Tzara . ... un tronco de árbol puesto sobre el borde fuma todavía espesas nubes y un bosque querría pega...
-
T odo empezó mañana , cuando la niña rica se pregunta, mientras contempla sus dedos de porcelana qué hubiera sido de ella de haber nacido al...