Escribir absolutamente todo. Escribirlo
mediante ideas abstractas. Esas que no utilizo a menos que me sienta desgarrada.
Ideas jeroglífico. Como rodearme de un tejido, de fina urdimbre y suave trama,
que silencie mis ojos. Una tela de araña. Una espiral resistente capaz de
aguantar mi desánimo. Envolverme en la ternura radial. Enlazar mis brazos
alrededor de mi cuerpo sentir la delicada organza. Contener la respiración.
Tragar nubes blancas como grandes ballenas varadas. Sentirme plena. Imaginar
que esas nubes son el alma. Me he tragado el alma. Para siempre me he tragado
el alma. Su alma. He compensado la tristeza escribiendo bobadas. He olvidado un
estar. He echado en falta lo desconocido. Todo eso he hecho. Además de hacer
planes sobre todo eso que habré de hacer. Como seguir escribiendo extrañas simplezas
que entretengan mi mente. Soñar cuentos contados por el alma tragada. Dormir
tranquila en esa voz.
Esther Cabrales (Madrid, 1973). Poeta. Ha cursado estudios de Derecho y de Filología Hispánica que jamás concluyó, porque siempre estuvo profundamente dedicada al sector financiero. Ha publicado Erosión (Renacimiento, 2017), Cuerpos (Renacimiento, 2019), Animal (Torremozas, 2021), Lengua muerta (Páramo, 2021), Mondo (Bajamar, 2024). Poemas suyos han sido incluidos en antologías nacionales, como son Rojo Dolor (Renacimiento, 2021), Distopía en femenino (Elenvés, 2023).
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