sábado, abril 18, 2009

Desierta.
Donde antes hubo voz.
No hace mucho.
Hubo vida.
Presente de compuertas.
Gritos,
que chirrían sin querer,
acaparan esta tierra blanda,
hundiendo sus uñas de viento,
sembrando silencios
que auspician amargos encierros,
naciéndome de nuevo
deshabitada y callada.

Brotaba
como cánticos infantiles
que anuncian alegrías.
Vida. Voz.
Repatriando pensamientos
alejados de mi Edén.
No hace mucho,
antes.
Hubo vida.

Adonde te lleve el cabo de un hilo.

U no llega a Vladimir Maiakovski no por casualidad. No es fácil toparse con ese autor siguiendo la senda aterciopelada de la impasibilidad. ...