jueves, mayo 28, 2009

III.

Quién fuera arena
y que me caminaras
perdido en la piel.

Quién fuera ese mar
y que me acariciara
suave tu cuerpo.
Nota de la autora: Apenas sabía de la existencia de las tildes... lágrimas oblicuas que me llueven.

Adonde te lleve el cabo de un hilo.

U no llega a Vladimir Maiakovski no por casualidad. No es fácil toparse con ese autor siguiendo la senda aterciopelada de la impasibilidad. ...