No siempre hombres grises
ni árboles de piedra.
Tampoco barcos presos en botellas
ni tristes hombrecitos directores de orquesta
Ni qué decir de las naufragadas cajas de colores
hacia la boca abierta del desagüe,
o los números perdidos de un viejo reloj de pared
que cuelga dentro de una nevada bola de cristal
en algún trastero polvoriento
vacío de tiernos abuelos
bajo tejados de pizarra
mientras la lumbre cruje y el espantapájaros tiembla.
No siempre crueles guardianes de la Gran Torre
ni empapadas pajaritas de papel...
También burbujas sonrientes
que escapan de las bocas melladas.
Esther Cabrales (Madrid, 1973). Poeta. Ha cursado estudios de Derecho y de Filología Hispánica que jamás concluyó, porque siempre estuvo profundamente dedicada al sector financiero. Ha publicado Erosión (Renacimiento, 2017), Cuerpos (Renacimiento, 2019), Animal (Torremozas, 2021), Lengua muerta (Páramo, 2021), Mondo (Bajamar, 2024). Poemas suyos han sido incluidos en antologías nacionales, como son Rojo Dolor (Renacimiento, 2021), Distopía en femenino (Elenvés, 2023).
miércoles, febrero 24, 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Adonde te lleve el cabo de un hilo.
U no llega a Vladimir Maiakovski no por casualidad. No es fácil toparse con ese autor siguiendo la senda aterciopelada de la impasibilidad. ...

-
El hombre aproximativo , de Tristán Tzara . ... un tronco de árbol puesto sobre el borde fuma todavía espesas nubes y un bosque querría pega...
-
T odo empezó mañana , cuando la niña rica se pregunta, mientras contempla sus dedos de porcelana qué hubiera sido de ella de haber nacido al...