Confieso que cuando leo una traducción tan pura, tan ella misma, confundo traductor y escritor ¿acaso son una misma persona? ¿dónde termina uno y comienza otro? sus formas, sus límites ¿son los mismos cuerpos? Recibo su nombre y me lleno de júbilo. Respiro hondamente. Es tanto mi agradecimiento hacia el intérprete que necesito, por un instante, abandonarme, dejar la búsqueda de mí misma y reconducirme hacia ese otro reino que me llama. Para decir, con mi lenguaje, palabras impenetrables que sólo yo comprendo. Llegar y sumirse en una profunda tristeza por algo que creemos ajeno a nosotros mismos, pero que nos desgarra un poco. La muerte de la voz. De la mano que se tiende desde el propio muerto, desde el cuerpo soñado. Saber que él no está ¿a quién dirigirse ahora? a una nada absoluta en la vastedad de lo inconcreto. O tal vez, ahogarme en el silencio.
Esther Cabrales (Madrid, 1973). Poeta. Ha cursado estudios de Derecho y de Filología Hispánica que jamás concluyó, porque siempre estuvo profundamente dedicada al sector financiero. Ha publicado Erosión (Renacimiento, 2017), Cuerpos (Renacimiento, 2019), Animal (Torremozas, 2021), Lengua muerta (Páramo, 2021), Mondo (Bajamar, 2024). Poemas suyos han sido incluidos en antologías nacionales, como son Rojo Dolor (Renacimiento, 2021), Distopía en femenino (Elenvés, 2023).
viernes, enero 18, 2013
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Adonde te lleve el cabo de un hilo.
U no llega a Vladimir Maiakovski no por casualidad. No es fácil toparse con ese autor siguiendo la senda aterciopelada de la impasibilidad. ...

-
El hombre aproximativo , de Tristán Tzara . ... un tronco de árbol puesto sobre el borde fuma todavía espesas nubes y un bosque querría pega...
-
T odo empezó mañana , cuando la niña rica se pregunta, mientras contempla sus dedos de porcelana qué hubiera sido de ella de haber nacido al...