viernes, mayo 06, 2016

Buenos modales

Este matrimonio antediluviano, lleva al extremo su distinguida educación. Todos los gestos son comedidos. Las palabras, correctas. Los sentimientos, dominados. Cuando yacen juntos, en la sutil cama, ni un gemido escapa de sus gargantas. Orgasmos silenciosos, que después, no comentan. Así que, no es de extrañar que cuando, durante el almuerzo, él se atraganta con el finísimo hueso de un anca de rana, haga todo lo posible por pasar desapercibido. Disimula mientras agoniza. Lucha elegantemente contra la muerte frente a su mujer. Oculta su rostro, que pasa del blanco al rojo, hasta que, por fin, fallece sobre la mesa, doblado, como un títere sin brazo que lo sostenga.

Amar siempre

A veces me sucede que tengo tantas cosas que decir, que no sé bien por dónde empezar y, finalmente, no digo nada. Digo decir cuando quiero d...