viernes, noviembre 05, 2010

Espumarajos de colores y pompas
fúnebres.
Zapatos.
Aquella tarde
el mar
llamaba a los niños
por su nombre.

Adonde te lleve el cabo de un hilo.

U no llega a Vladimir Maiakovski no por casualidad. No es fácil toparse con ese autor siguiendo la senda aterciopelada de la impasibilidad. ...