He leído
en un recorte de prensa
una oferta
de ama de cría
para amamantar
a los lactantes impedidos
por sus madres y sus corsés;
las nodrizas
les ofrecen su pecho
rebosante y tierno,
como una fruta tropical
recién caída del árbol.
Es martes,
es 1880
y tal vez,
casi dos siglos de distancia
no sean tan distintos a hoy;
ellas ofrecían su leche,
templada y dulce,
nosotros, ¡oh, nosotros!,
nuestro más hondo y profundo
estupor.
Esther Cabrales (Madrid, 1973). Poeta. Ha cursado estudios de Derecho y de Filología Hispánica que jamás concluyó, porque siempre estuvo profundamente dedicada al sector financiero. Ha publicado Erosión (Renacimiento, 2017), Cuerpos (Renacimiento, 2019), Animal (Torremozas, 2021), Lengua muerta (Páramo, 2021), Mondo (Bajamar, 2024). Poemas suyos han sido incluidos en antologías nacionales, como son Rojo Dolor (Renacimiento, 2021), Distopía en femenino (Elenvés, 2023).
martes, octubre 10, 2017
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Adonde te lleve el cabo de un hilo.
U no llega a Vladimir Maiakovski no por casualidad. No es fácil toparse con ese autor siguiendo la senda aterciopelada de la impasibilidad. ...

-
El hombre aproximativo , de Tristán Tzara . ... un tronco de árbol puesto sobre el borde fuma todavía espesas nubes y un bosque querría pega...
-
T odo empezó mañana , cuando la niña rica se pregunta, mientras contempla sus dedos de porcelana qué hubiera sido de ella de haber nacido al...