
Una autobiografía es la suma de las mentiras que se pueden contar.
Yo soy tres elementos en desorden:
la niña participando en pruebas de cross,
sin poder dar marcha atrás, saltar la cinta, detener el paso;
la niña que odia el deporte porque en él no se puede perder
la adolescente acomplejada por no ser bonita,
lista sí, pero con las piernas demasiado grandes;
piernas que ni siquiera me sirvieron para correr
la mujer (joven, oscura) que aún fuma a escondidas,
elige los libros que quiere leer, la forma de abrocharse las camisas, la barra de labios;
las agujas del reloj decidiendo por ella sus pasos inseguros.
Mi autobiografía es la suma de las veces que mentí,
las que lloré,
las traiciones y soledades que vi a mis pies,
que regué en silencio.
Mi autobiografía es un fracaso inicial, la certeza de la muerte.
Asumir el absurdo para ver
los estragos que en vosotros causa la esperanza