Abre la mano
deja que vea ese patio cuajado de lilas.
Y juguemos,
traje las chapas
aunque temo que tu tristeza
engulló el garbanzo
¿sientes ya cómo crece la mata?
Mira, tus ríos están secos,
igual que mi sonrisa,
como una cuerda de tender la ropa
tensa y pulcramente horizontal
a la que sólo le queda un calcetín triste y perdido.
Los peces abren y cierran la boca
como un coro de jazz.
Se están muriendo, cantando.
Beberemos cerveza,
conseguiremos todo un equipo,
y seremos felices como en los cuentos.
Post data. Alguien mató a la perdiz. Así no se ganan los partidos.