Variaciones sobre la muerte.
El muchacho, antes de arrojarse por la ventana, se clava el cuchillo junto al corazón, después cae sobre la acera. Ensangrentado se levanta y, al percatarse de la inutilidad de su acto, se dirige hacia la estación de ferrocarriles, dejando a su paso un reguero de sangre. Camina sobre las vías y deja que un feroz tren lo arrolle. Sólo después, se lanza a la aguas de un río embravecido que lo arrastrará hasta un océano lento que lo escupirá como una flema a la orilla de una tierra extraña donde será rescatado por un ave zancuda y parlanchina y llevado hasta mismísimo rey.