viernes, diciembre 11, 2009

Yo siempre quise tener un poema que se titulara Arte poética.




Arte poética.

Y pregunto por el otro,
ese que me exige
en el espejo de la palabra.
Ventana del mundo
que pernocta en mi escritorio
como una prótesis de vidrio y sus voces,
una montaña de decisiones
que me resumen en un pequeño milagro
y retiran el velo
que me cubre la cara para mostrarme
como una revelación contenida
-mi yo misma-
cuando pienso en verso
o digo tu nombre.

Adonde te lleve el cabo de un hilo.

U no llega a Vladimir Maiakovski no por casualidad. No es fácil toparse con ese autor siguiendo la senda aterciopelada de la impasibilidad. ...