jueves, febrero 12, 2009

Maniquíes

Le han crecido piernas
al jardín,
apuntando al cielo,
plásticas y lujuriosas
pálidas como la luna.

Son piernas de cabaret
lascivas, gélidas, sólidas,
pequeños narcisos a la orilla
de un estanque de ciudad.

Voy por un pasillo
frío y solitario,
entre Recoletos y Alcalá,
y un insistente repicar de campanas
me anuncia a un Dios atenuado,
ridículo y disminuido,
incapaz de amonestar para que entre y le adore.

Las piernas miran,
parecen sonreír,
quieren que mire yo también
el beso de dos amantes,
imperturbables,
que se tragan el alma
a cuchillazos.
¿Cómo iban a saber?
si nadie les advierte
del peligro de muerte
de aquellas falsas flores.
Antes de que mueran ellas
las mataremos nosotros
golpeándolas con la mirada
de la incomprensión.

Al jardín le han crecido piernas
desfallecidas,muertas.

Adonde te lleve el cabo de un hilo.

U no llega a Vladimir Maiakovski no por casualidad. No es fácil toparse con ese autor siguiendo la senda aterciopelada de la impasibilidad. ...