miércoles, mayo 13, 2009

II.

Siempre silencio.

Recruje la voz muda,

soñando ruido.

***

Rojo en los labios.

Trenes que chillan adiós.

Mi dulce espera

***

Ojos cerrados.

Templos abandonados,

como soñados.

***

Haiku en tus labios.

Cerezas crujiéndome

dentro, tan lento.

***

Adonde te lleve el cabo de un hilo.

U no llega a Vladimir Maiakovski no por casualidad. No es fácil toparse con ese autor siguiendo la senda aterciopelada de la impasibilidad. ...