sábado, diciembre 11, 2010

Ser

Niña cosida a un lazo.
Niña excesiva
de prominentes axilas.
Niña oblicua –mirada pájaro-.
Niña transida.
Voz agarrada a un alambre.
Labios cimbreantes
de niña temerosa.
Niña bruja.
Niña que traza truques transversales.
Niña olvido.
Geometría perfecta abocada al derrumbe.
Ruina de niña cansada.
Vientre esfera,
cortejo de esperanzas de niña asomada al bosque.
Niña turbada por el espectáculo
de tantas mujeres vestidas con velo.
Niña, al fin y al cabo.

viernes, noviembre 05, 2010

Espumarajos de colores y pompas
fúnebres.
Zapatos.
Aquella tarde
el mar
llamaba a los niños
por su nombre.

jueves, octubre 14, 2010

aúlla el tiempo
más allá del jardín de invierno
un lobo enloquecido que persigue a las niñas
revienta el llamador de ángeles
cae la nieve
mi tapia herrumbrada se desmorona lenta
me sirvo un café

sábado, septiembre 25, 2010

Aquellas tan otras.
























Cuando me aburro hago cosas como esta. La portada y contraportada de una pequeña e insuficiente antología del suicidio.

domingo, septiembre 19, 2010

Dibujo sobre un poema de Laura Casielles.

VECINDARIO

"Me decís extranjera porque he venido hasta aquí"
Sibisse Rodríguez



Me decís extranjera porque he venido hasta aquí.
Me ponéis un nombre que está hecho con el peso que perdí caminando.
Desde ahí, ya os importa
si cubro o no mi rostro,
qué fiestas guardo,
qué carne cómo,
la hechura de mi ropa.
El nombre que pongo a mis hijos
siempre y cuando compartan la silla del vuestro.

Os parece importante
que los cuentos con los que crecí fueran otros,
que mi dios llame a otros cantos,
que mis dedos
amasen vuestra harina de otra forma.
Os preocupa cómo de laxa soy al entender
la amistad y el amor.
Y que muera con ritos distintos,
y que mis relojes
se ajusten a una hora de ultramar.

Si me veis al teléfono,
desconfiáis.
Si me veis por la ventana,
me seguís mirando.

Me decís extranjera
por si acaso.

Pero entrad a mi casa ahora.

Os daré de beber y trataré de empezar a contaros
mi verdadero nombre.

viernes, septiembre 17, 2010

miércoles, septiembre 15, 2010

Rendición
























descubro en mí
a aquellas tan otras
que son yo

la tragedia de la palabra
herida
y su perspectiva de la nada
urdiendo amapolas
con sus coágulos negros –acaso mirlos-
y el cielo rojo
desde un tren cualquiera
-añorando la ciudad abandonada y regresada-

me rindo
a mi entrecortado lenguaje
que en su tartamudez oculta
el miedo
a no ser
a no poder ser

domingo, septiembre 12, 2010

Dibujo sobre un poema de Antonio Ferres



" La realidad es una torre altísima
un telescopio atento
que busca algo que ya ha ocurrido

algo que nunca debió ser
un error
-bello como el otoño-
de los dioses."

viernes, septiembre 10, 2010

Carne cruda.

Los rotamente perdidos.
Autómatas
en su circulo
sin fin.
Aúlla el mal
desde lo profundo
-inalcanzable fin-.
Se llora.
Vastamente se llora
el desenlace
y queda cruda la carne
en los ojos.

domingo, septiembre 05, 2010

Dibujo sobre un poema de Alba González Sanz

ANÁRQUICA DISTRIBUCIÓN DE ELEMENTOS

Una autobiografía es la suma de las mentiras que se pueden contar.
Yo soy tres elementos en desorden:

la niña participando en pruebas de cross,
sin poder dar marcha atrás, saltar la cinta, detener el paso;
la niña que odia el deporte porque en él no se puede perder

la adolescente acomplejada por no ser bonita,
lista sí, pero con las piernas demasiado grandes;
piernas que ni siquiera me sirvieron para correr

la mujer (joven, oscura) que aún fuma a escondidas,
elige los libros que quiere leer, la forma de abrocharse las camisas, la barra de labios;
las agujas del reloj decidiendo por ella sus pasos inseguros.

Mi autobiografía es la suma de las veces que mentí,
las que lloré,
las traiciones y soledades que vi a mis pies,
que regué en silencio.

Mi autobiografía es un fracaso inicial, la certeza de la muerte.
Asumir el absurdo para ver

los estragos que en vosotros causa la esperanza

viernes, agosto 27, 2010

El hombre fragmentado

estudiando he comprendido
la biografía del hombre fragmentado

busco su rostro en el océano
de imágenes perdidas

recupero el drama

mujeres pájaro lloran

alguna es ciega
memorizo rehechuras del rotamente cautivado
para un examen de poética

el telón cae
una y otra vez

mujeres pájaro rezan amapolas
al viento
el personaje tipo aclara –mirando al público-
alguna llora y es ciega
pero eso ya
no duele
el libro se ha cuajado de violentas amapolas

domingo, agosto 22, 2010

Dibujo sobre un poema de Marisa Peña

El poema:

Escribiré mi nombre muchas veces…
Tantas como haga falta
para saber que existo,
que no soy invisible,
que no desaparezco
ante la indiferencia
de los que me abandonan.
Escribiré mi nombre
con lo que tenga a mano:
con barro, con ceniza,
con sudor o con sangre…
Si fuera necesario,
lo escribiré con faltas de ortografía,
lo escribiré en los muros,en las rocas,
lo escribiré en las tapias,
en los portales viejos,
en todas las aceras que me encuentre a mi paso.
Y después dejaré que lo borre la lluvia,
que se lo lleve el viento, que lo sepulte el barro,
y que lo olvide el tiempo…

viernes, agosto 13, 2010

Dibujo sobre un poema de Isabel García Mellado

la persona en la que resido se despereza
aclara la luz con el origen de sus manos
y clava el día en un poste enmohecido (casi verde)
ballenas inmensas color blanco surcan el cielo
este cuerpo brilla y nadie es capaz de verlo
el sonido del río se esconde detrás de las paredes,
todos los bosques del mundo susurran estos pasos
ahora, la mañana entra conmigo y se sienta a mi lado
insoportablemente hermosa, igual que la inocencia
la persona en la que resido
empieza a adquirir los miedos básicos:
muerte, amor, sombras, fuego
después de haber comido me convierte en gaviota
y cerramos el trato casi sin darnos cuenta
las olas que nos cambian a través de la vida
destierran las certezas y me acunan,
aquí cabe otro cuerpo,
una ciudad de estrellas,
la yerba hecha instrumento,
el horizonte
aquí parís descansa con todos sus colores,
londres enciende neones,
berlín sigue creciendo
la noche avanza deslizando sus ruidos
como una marea con sus peces
el brillo de este cuerpo se rebela y después hierve,
alguien
desde algún sito al final de una calle
se da cuenta y se vuelve
la persona en la que resido acurruca los nidos
en el refugio azul que contienen sus sueños,
apaga la luz con el origen de sus manos
y piensa en el sentido de lo inmenso:
plata, fogón, lluvia, sendero

martes, julio 20, 2010

noche cerrada

No sé cuánto camino
llevamos recorrido
ni cuánta sombra
ni cuánta luz hemos dejado lejos.
J.A. Valente

es curioso
recién descubiertas
en la ventana perforaciones

mientras lloro
replegada
un ejército de perfectas luces

detrás todo es oscuridad –detrás del atrás-
excepto la luz del filamento
que se cuela hasta tocarme
como una lengua y sus barcas de polvo
flotando, horas
tal vez dos o tres
el rumor de vuestras voces
las preguntas
lenguaje reiterativo a la sombra
o pensamiento maraña
el recuerdo de nuestros días
la urgencia de tenerte más
cerca que cuando estás cerca
más dentro que cuando estás dentro
quizá he perdido la cuenta
y han pasado los años amaneciendo
y tú ahí, a mi lado
cómo arreglar –cómo- el silencio
cómo reparar la enormitud
cómo saber
cómo

domingo, julio 11, 2010

Ser un hueco en lo más blando de la carne. Ser boca negra del canto desconsolado
y arroparme en el cálido silencio del adentro.

jueves, julio 08, 2010

Sólo después...

como harapos
con los ojos bien abiertos
–estáticos, no vaya a ser que alguien crea que estamos vivos-
y los puños apretados hasta uñarnos,
aguardamos en silencio
la lenta evasión de la noche.
Como harapos, respiramos, medio rotos.
Y soñamos contigo, niño imaginario,
mientras el cielo llora.

viernes, junio 25, 2010

en un intento de conciliar
piedras y canicas
sueño
con
cucarachas y mariquitas
las sábanas revueltas
tú a mi lado
regresándote ola
suave me huyes
y
vuelves
a olv
idar
todo
o nada
o todo quizás

viernes, junio 11, 2010

Lloviéndome.

Mojó mi deseo fósil la apetecida lluvia.
Lo hizo blanda realidad y ahora
es tiempo de temblar, pienso,
pero como lo haría el trigo al viento,
resistiéndole espigado.
Así yo a tu miedo,
oponiendo con grácil gesto
toda adversidad.
Piedra flácida
que exponencial crece
apuntando al día abovedado,
acercándose despacio al sol.
Canto que a trompicones rueda
quiere el viento pulirte
en su sueño de redonda arquitectura,
ah, de nada te servirá esquivarlo,
procura tu solidez a las caricias
que a tus aristas moldearán
y oponte como un verso lo hace al miedo.
¿Qué otra lluvia podrá complacerme ya
sino ésta templada
que parece relegado vestigio?

domingo, mayo 30, 2010

Dibujo sobre un poema de Begoña Callejón

Pájaros ponzoñosos flotan en el estanque de mi mente. Un paso, otro paso, estoy andando. Esos perros nocturnos hieren mi humor momentáneo, fugaz. Hoy se les ha olvidado apagar la luz.

(del poemario Extraña claridad, Ed. Devenir)

viernes, mayo 28, 2010

Atlas de divagantes

Este es el video que diseñé para la presentación. Fue emocionante.

Gracias a todos los divagantes.

miércoles, mayo 26, 2010

Atlas de divagantes. Presentación del nº 1.



















M
añana presentamos Atlas de divagantes una revista poética que nace en la biblioteca de la Fundación José Hierro, un lugar muy especial en el corazón de aquella casa. Allí, unos cuantos divagantes, locos o no, leemos, escribimos, soñamos y disfrutamos. De nuestras intensas reuniones nace AdD, y mañana, día 27 de mayo de 2010 nos gustaría invitaros a conocerla.

Lugar: Centro de poesía José Hierro c/ José Hierro, 7 (Getafe)

Hora: 20 h.

miércoles, mayo 05, 2010

OJOS DE PEZ

Esta pasión mía por los peces, no se fraguó con el arrullo del mar de fondo, sino en la cocina de mi abuela, con aquel acogedor cacharreo. Mi infancia transcurrió en el pequeño patio de cemento, habitado por macetas rojas donde florecían admirables selvas domésticas que acogían toda suerte de insectos. Era un lugar fresco, por lo sombrío, y durante las vacaciones estivales era agradable pasar el tiempo allí, arrodillado, jugando a matar hormigas, arrojando sobre ellas un espumoso salivazo blanco. Verlas naufragar de su Nautilus era todo un acontecimiento. Mientras, mi abuela canturreaba desde dentro de la cocina coplas y preparaba la comida con suma dedicación.

Cuando traía pescado fresco, no me apartaba ni un instante de sus faldas. Me gustaba ver cómo lo destripaba, abriéndolo en canal desde la ijada hasta la cola. Primero les cortaba las cabezas con una tijera enorme, y un sonido estremecedor hacía que algo dentro de mí temblara. Luego las iba dejando a un lado, de modo que la montaña de despojos parecía arraigar en la encimera de mármol, y el perfume nauseabundo iba invadiendo el hogar. Mis pequeñas y aburridas manos buscaban entre ese viscoso y maloliente vertedero el modo de entretenerse, y aquellas cabezas atentas parecían llamarme en silencio. Así que, una por una, les iba arrancando los ojos y dejándolos apartados en un montoncito. Después, mis dedos regordetes espachurraban cada una de esas gelatinosas esferas y extraía de su interior unas preciosas perlas nacaradas, que ni las más recónditas ostras del Pacífico podrán jamás soñar, y con ellas fabricaba unas lindas pulseritas para Violeta, la niña guapa. A ella le fascinaban todas aquellas joyas que yo le regalaba, y preguntaba con insistencia el origen de aquel secreto tesoro que sólo yo conocía. Jamás lo confesé, pues algo pérfido parecía ocultarse bajo el velo de mi generosidad.

Sin más, Violeta, la niña guapa, lucía mis reliquias con un rostro esplendoroso y sus ojos centelleaban de emoción. Así fue como un buen día el terror asaltó despiadadamente mi vida, pues supuse que aquellos ojos abisales, los de Violeta, la niña guapa, debían esconder la más preciosa perla que jamás pudiera alcanzar. La perla que removería mi perversa curiosidad infantil.


Cuento publicado en el número 43 de la revista literaria Cuadernos del matemático.

viernes, abril 09, 2010

Poema sobre una muchacha que cruza el paso de peatones de Cibeles muy temprano.

Cada mañana
se la puede ver
calle arriba
en su bicicleta.

Quién fuera
romántico alemán
para ensalzar
su trágica belleza

y no fijarse
tan sólo en su valle
en sus bosques
en su llaga

o acaso
–oh-
en su tierna y cálida

habitación rosada.

Nota añadida el día 12/4/2010: Poema sometido a cambios constantemente. Poema eterno. Inacabado. Poema roto. Poema.

miércoles, marzo 31, 2010

Iconografía

En este sombrío pasillo
huele a flores recién cortadas,
como si un recóndito jardín se escondiera
bajo los cimientos de la habitación.
Mientras yo, de rodillas, reclamo a los dioses,
días heroicos, lunas de siete puntas, noches sin estrellas.
Ninguna concesión.
Salvo el fieltro rojo, nadie ocupa el retrato
que permanece vacío en la alcoba vacía
de esta casa vacía de nombres vacíos.
Y se lamentan los retratos ausentes de iconos.
Y se lamentan los dioses de su vida de plástico.
Y se lamentan las flores que agonizan
en algún lugar lejano,
no un jardín,
sino en el solo jarrón de un campo santo.

miércoles, marzo 24, 2010

Tu cara es noble, con unos ojos oscuros y brillantes.

Entonces cogí una pluma
y empecé a dibujar
-con tinta de noche sin estrellas-
tu rostro heroico
cuajado de penitencias,
con esa tendencia a sufrir,
acostando pensamientos
como majas desnudas.

Aunque tú me decías
que tu rostro era polimétrico y singular,
yo insistía en la línea dogmática e insensible.
El horizonte es todo sentimiento,
pero tú ya elogiabas las olas del mar,
el rizo de mi cabello,
el ronco tapiz del pubis.

Las hazañas del café hicieron el resto,
y aquel dibujo
apalabrado,
se perdió, cómo no
en la noche de los tiempos.

miércoles, marzo 10, 2010

Escena trágica o desnudez del suicidio.




Poema en un sólo acto

gesto
de ropa rendida
en un cuarto olvidado
como muerta
abandonada en algún rincón
de la realidad
¿? pendientes hundidos
en la desventura un libro
de poemas aún no escritos
los zapatos
permanecen anclados en la infancia
bajo la cama
siempre sueños
y un foco alumbrando

desnudez del cuerpo tendido
nadie habla
apenas
un gesto


martes, marzo 02, 2010

En esta isla.

En esta isla donde arribo con obstinación
en esta isla donde me busco
donde la presencia de las amapolas es inexistente
donde el lenguaje es capaz de permanecer oculto
donde el milagro no sucede
donde las canicas, los nenucos, los caballitos de madera...
donde todo es antiguo
en esta isla donde lloro y río y grito y enmudezco
en esta isla donde me busco
donde las no-palabras concurren
donde las presencias sigilan
donde las sombras buscan caracolas desiertas
donde los hijos, los padres, las madres...
donde todo es delirio
no pienso quedarme.

miércoles, febrero 24, 2010

No siempre

No siempre hombres grises
ni árboles de piedra.
Tampoco barcos presos en botellas
ni tristes hombrecitos directores de orquesta
Ni qué decir de las naufragadas cajas de colores
hacia la boca abierta del desagüe,
o los números perdidos de un viejo reloj de pared
que cuelga dentro de una nevada bola de cristal
en algún trastero polvoriento
vacío de tiernos abuelos
bajo tejados de pizarra
mientras la lumbre cruje y el espantapájaros tiembla.
No siempre crueles guardianes de la Gran Torre
ni empapadas pajaritas de papel...
También burbujas sonrientes
que escapan de las bocas melladas.

miércoles, febrero 10, 2010

Enigma floral.


No hay nada más hermoso
que una amapola
naciendo
entre la nieve.

Como una boca
que se abre
en un grito oscuro.

Las amapolas,
como los hombres,
nacen y mueren casi al instante.

No hay nada más sublime
que una amapola
muriendo
entre la nieve,
en un grito que escapa,
creando espacio
sólo para el nacer de una nueva amapola,
de una boca,
de un poema
balbuciente,
que al menos relate
la belleza de la nieve.

viernes, febrero 05, 2010

Lírica

la luna mordida
frío en la cara
el recuerdo de Mestre
ondeando en el aire
un acordeón triste
vestida de hombre
la poesía transida
trovador alegre
despertando ilusiones
funambulista de las palabras
no dichas
todo aquel público de hierro
con el pecho acribillado
de esperanza y de plomo
hermanado
en futuros vacíos
dan ganas de ser
poeta
de escribir poemas y pensar
que la lírica
aún
tiene
sentido

domingo, enero 31, 2010

martes, enero 26, 2010

Negro sobre negro.

Descubro que al otro lado de la frontera, las flores también son bellas. No son mías. No son de nadie. Son mías. Vestido de negro vulnero la noche. Me acerco a la valla poblada de minas. El miedo me arrebata el pulso. Miro a través de la alambrada siempre distante. Nadie recoge los restos del último rendido. Aprovecho el camino, ya profanado, y escapo para convertirme en un apátrida hasta la muerte.

domingo, enero 17, 2010

Un apunte sobre El hombre aproximativo.
























El hombre aproximativo, de Tristán Tzara.

...
un tronco de árbol puesto sobre el borde
fuma todavía espesas nubes
y un bosque querría pegar fuego tan trémulo es su calor
un hombre querría pegar fuego a un bosque de hombres
un ruido de tropeles fosforescentes en la noche de mis consuelos
un hombre querría llorar a un hombre
un hombre querría tirar su cabeza en el río fresco su cabeza
una mujer querría llorar sobre el hombre
un hombre es tan poca cosa que un leve soplo de viento lo arrastra
el hombre
...

jueves, enero 14, 2010

Elegía del dolor


si no, sospecharé que me pusistes
en tantos bienes porque deseastes
verme morir entre memorias tristes.

(Soneto X. Garcilaso de la Vega)


Lejos,
tu cabello enredado entre los esqueletos
del camino
y una tiara con crueles flores de polvo adornando tu verdor.

Ya andarás lejos, querida mía,
escucho tu risa coqueteando en otra piel
otra víctima de tus ojos
y echo de menos aquellos días violentos
sobre la cama infectados de alcohol lejos ahora la inocencia

el dolor me devora a bocados
mientras te espero inútilmente en este viejo sofá
solo
tu voz me llega arrastrada por un viento enfurecido de insolencia
el mismo que me arranca esta carne que rechazas con rabia
y escupes
palabras de pasión fingida para beber
sólo para beber
ese eterno esplendor que ya nunca jamás regresará a mi casa.

domingo, enero 10, 2010

domingo, enero 03, 2010

Introito


Un pez de plata
se come la punta de la luna
iluminándose por dentro.
Como en el grito de tus poemas,
los grandes se comen a los pequeños,
para después eructar un exquisito plancton poético.

Sé de tu tendencia a ingerir
esa clase de migajas.

Te delata el raigambre de tu aliento,
y la voluntad de estilo
al recrujir la voz
cuando distraídamente dices poema.

Adonde te lleve el cabo de un hilo.

U no llega a Vladimir Maiakovski no por casualidad. No es fácil toparse con ese autor siguiendo la senda aterciopelada de la impasibilidad. ...