Esther Cabrales (Madrid, 1973). Poeta. Ha cursado estudios de Derecho y de Filología Hispánica que jamás concluyó, porque siempre estuvo profundamente dedicada al sector financiero. Ha publicado Erosión (Renacimiento, 2017), Cuerpos (Renacimiento, 2019), Animal (Torremozas, 2021), Lengua muerta (Páramo, 2021), Mondo (Bajamar, 2024). Poemas suyos han sido incluidos en antologías nacionales, como son Rojo Dolor (Renacimiento, 2021), Distopía en femenino (Elenvés, 2023).
viernes, febrero 26, 2016
lunes, febrero 22, 2016
Setenta veces siete

-Soy Tony-. Tony es Antonio pero Irina, que vive en permanente belleza, lo llama así para no perturbar ni un ápice la hermosura que la rodea.
miércoles, febrero 17, 2016
Y por favor.
No me preguntes
para qué quiero
tu voz.
¿Le preguntarías a un perro
para qué quiere un hueso?
¿Para qué, a una loca,
un sueño?
Simplemente, dámela.
Tu voz en off.
Me haré sonido
cuando la tenga.
Sólo entonces, me iré de mí
para siempre.
Se suicidará mi palabra
frente al mar.
Tu mar.
Ése que suena
de fondo.
Y ya jamás podré hablar
si no es con tu voz, mi voz.
martes, febrero 16, 2016
lunes, febrero 15, 2016
La coiffure de Saint-Honoré
Siempre deploré que un extraño me lavara la cabeza pero, cuando mi aspecto ya comenzaba a acercarse peligrosamente al de Crussoe, decidí acudir a una prestigiosa coiffure en la Rue de Saint-Honoré. Allí, una lánguida señorita de indeterminables dedos, me envolvió en cientos de toallas perfumadas y, sin mediar palabra, me acomodó en un gran sillón, al que caí rendido. Al instante, millones de dedos masajeaban mi cabeza casi pornográficamente. Cerré los ojos, pero fue peor, pues la intensidad se multiplicó hasta lo infame. Y ya no pude hacer nada por salvarme, pues aquellos dedos torturadores profundizaron y se hundieron hasta llegar a mi cráneo, que atravesaron dulcemente y extirparon mi atemorizado cerebro que temblaba como un pájaro caído del nido. A día de hoy, continúo lavando cabezas. Aún espero, ansiosa, la llegada de mi próxima víctima, un asesino a ser posible, y despojarme, definitivamente, de este cretino insulso.
martes, febrero 09, 2016
jueves, febrero 04, 2016
[...]
Acallo mi euforia.
Ahogo a la niña.
Me coso los labios.
No digo.
Me digo
no hables, no escribas.
Ahora sí
estás muerta.
miércoles, febrero 03, 2016
martes, febrero 02, 2016
Ana Cristina César
hasta perder de vista lo que no sea cuerpo
y sentir separado entre los dientes
un hilo de sangre
en las encías
ACC
lunes, febrero 01, 2016
Diálogos imaginarios
Frente a mí, un espejo.
¿Es el espejo el que mira o es la que ignoro de mí?
La dulce espera no es tal, sino otra cosa.
Evito esa mirada. Evito mirarme. Siento escalofríos. Quiere decir y no dice. Hasta que, al final, pregunta.
¿Sabes quién soy?
Creo que, una vez, lo supe. ¿recuerdas?
Te gustaba fumar.
Las sombras de hoy son materia de la ignorancia.
Dudo de lo que digo, de lo que hago.
También de lo que no digo.
De lo que no hago.
Olvídalo.
Quizá deberías fumar.
Quiero leer hasta el agotamiento.
[...]
Escribir poemas
antes de aprender a escribir,
aún antes
de aprender a hablar.
Ser uno mismo
el propio poema.
Adonde te lleve el cabo de un hilo.
U no llega a Vladimir Maiakovski no por casualidad. No es fácil toparse con ese autor siguiendo la senda aterciopelada de la impasibilidad. ...

-
El hombre aproximativo , de Tristán Tzara . ... un tronco de árbol puesto sobre el borde fuma todavía espesas nubes y un bosque querría pega...
-
T odo empezó mañana , cuando la niña rica se pregunta, mientras contempla sus dedos de porcelana qué hubiera sido de ella de haber nacido al...