martes, septiembre 01, 2009

Echo en falta las noches sin nombre de furia y capricho.
No las mías
-que jamás sucedieron-
sino aquellas escritas en versos ajenos,
redondeadas en rimas,
flamantes de vida
que curvan mis labios a la pálida luna.
Noches sin nombre leídas mil veces
en habitaciones oscuras.
Aprendidas hasta la extenuación.
Soñadas.

4 comentarios:

PÁJARO DE CHINA dijo...

Yo las extraño, también. Ya casi nadie las escribe (¿o las sueña?). Y si se escriben no se hacen rodar, porque son horas de capricho y furia. Quisiera que vuelvan, esas noches, aunque sea por un rato, con sus labios curvados hacia la pálida luna, sí.

Esther Cabrales dijo...

Deberíamos quedar Mariel para irnos de copas.

la judith dijo...

pues yo como que no
las echo en falta
de las que me acuerdo, claro
bendita (mala) memoria
y olvidos etílicos
que me han dejado
dejarme las venas largas

CarlosOllero dijo...

En rimas la vida se ve y siente distinta sobre todo si son ajenas. Un saludo Esther.

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