jueves, agosto 20, 2009

Se queda uno como desvalido
cuando te vas.


Con la respiración apocada de pájaros,
con los dedos deshabitados.
Los pensamientos emigran en busca de tu sombra,
se dispersan enloquecidos
ansiando el azul de tus ojos
infinitos. Te vas,
y uno se queda como roto,
arrastrando pies ancianos,
tratando de pisar la hierba
para acomodar el dolor
a los límites de la ausencia.


Porque siempre marchas para no volver
y se queda uno como muerto
cuando nombras el gemido.
Luego te regresas
mecido en tu viento,
y ya todo son esperas
de este tiempo obedecido.

6 comentarios:

PÁJARO DE CHINA dijo...

Sencillo y, sobre todo por eso mismo, precioso. Me gustó especialmente la irrupción de la potencia de las últimas dos líneas: "las esperas de este tiempo obedecido". Obedecer al tiempo y esperar. Esperar por mandato del tiempo. Supeditar la vida a una espera. La vida en suspenso durante la espera. Sé lo que es eso. Me ha tocado hondo. Besos muchos.

Esther Cabrales dijo...

Ya sé cómo es Argentina. Argentina es como Mariel, apasionada.

sonoio dijo...

me recordó por el tono a gelman!
un beso

Enrique dijo...

Hay que hacer al muerto andar.

Esther Cabrales dijo...

Las muñecas de Famosa ya lo hacen.

no name dijo...

Qué suerte haberte encontrado.

Adonde te lleve el cabo de un hilo.

U no llega a Vladimir Maiakovski no por casualidad. No es fácil toparse con ese autor siguiendo la senda aterciopelada de la impasibilidad. ...