lunes, noviembre 03, 2008

La extraña mirada.

Encontré en su mirada

el viento del desprecio

que arrastraba años de llanto,

siglos de apatía.
Añoraba

el brillo del perdón

una estrella de nueve puntas

necesitaba balcones,

terrazas,

ventanas,

una sandía crujiente,

agua dulce y blanda.

La indulgencia se abriría

como un patio de lilas frescas

bajo el novilunio de nuestras bocas.

 
Esperaba el momento

en que la ciega familia

cesara su maltrecha andadura,

hacia el horizonte de tiralíneas,

que el gato continuara lamiéndose el lomo,

los geranios brotaran zumo de incienso,

que los adioses flotaran con otro viento

con aire de abrazos,

de besos.

 
Pero encontré en su mirada

la extraña indiferencia

del que no entiende nada.

Cuando nada

es una verdad de nubes raudas

de veletas furiosas

de pelo agitado

de lágrimas.

Nada, es un niño

que espera a gatas

al amor vencido.

 

martes, octubre 28, 2008

Distancias

Entre tu vida y la mía

existe un espacio de tiempo yermo,

que nos secciona

y nos prodiga

en una falsa cercanía

de fantasmas. Distancias.

Soy un cuerpo incorpóreo

de materia etérea.

Tócame. No me toques.

El camino es largo

para quien lleva en los ojos

una venda negra y certera.

Avanzo ciega por un camino baldío

esperando encontrar tu presencia,

y rozar las espinas de tu lengua con la mía.

Salvo distancias, turbada,

espinas, llagas,

y la lejanía no calma

este dolor de abandono

que se instala en mi cama.

Es la distancia la que me salva

de tamaña agonía.


lunes, octubre 20, 2008

Miedo


Todas las noches

un hombre extraño

en pijama y zapatillas

lee el periódico

sobre el sofá de mi salón.





jueves, octubre 16, 2008

Henry

¿Cómo es posible? ¿eh Henry? dime ¿cómo es posible? Será que en novela negra, Henry, abres un mundo que no abren otros. Ni Juan, ni Guillermo, ni siquiera Enrique. Un mundo de humo, y lluvia. Un mundo de cloaca y mujeres hermosas, rotas. Pero estamos aquí Henry. Y decir aquí es decir tierra de olivos. De Soberano. Esto no es Chicago Henry. ¿Y las conversaciones? Te comprendo, Henry. No es lo mismo ¿verdad, amigo? No es igual preguntar "ey Henry ¿viste cómo quedaron los Rangers? ¡qué partidazo! Somos americanos, ¿eh Henry? Los putos amos." No es lo mismo. No. No es igual pedir al barman un whisky doble sin hielo, y mirar de soslayo a ese tipo inhabitual en el Night Club. No. En novela negra no es lo mismo. No es igual Sabina que Waits. No. Te entiendo Henry. Entiendo que viéndote a ti, uno piense en gánsters, en ley seca, en sangre. "¿Ey Henry, irás el Día de Pascua a ver al Padre Benjamin?" Irás Henry. Y darás tu mano al Padre. Con la otra guardarás tu BlowBack. Y llegarás a casa. Tu mujer te estará esperando con un pastel de manzana recién horneado. Y le darás un beso. Un beso de amor verdadero. ¿Verdad Henry? Y los niños. ¿He dicho los niños? Porque tendrás hijos Henry. Los niños saltarán de alegría al verte. Se subirán sobre ti. ¡Papi! gritarán. Ellos no saben. Tranquilo Henry. Duerme. Yo también lo sé. Por eso, para mi, tu nombre sobra.

miércoles, octubre 15, 2008

Opciones que tienen que ver con esa raya llamada horizonte

Podría nadar y nadar. Nadar a contra corriente. Nadar hasta la extenuación. Dirigir la mirada hacia aquella línea llamada horizonte y no cejar en el empeño. Hasta conseguir alcanzarla. Tocarla.

Pero también podría dejar de mover los brazos y las piernas. Quedarme flotando como un pedazo de corcho, oscilando arriba y abajo, viendo cómo sube y baja aquella línea llamada horizonte, allí lejos. Siempre lejos. Y simplemente, observarla.

martes, octubre 14, 2008

El árbol de los deseos.

La noche aún permanece.

Son esas cosas que tiene el otoño.

Y entre mis brazos El árbol de los deseos.

Era Faulkner y no otro.

Pero no me llega.

"Si yo mandase en una guerra –dijo Éxodo-, me conseguiría un buen puñado de mujeres casadas, les vendaría los ojos, las pondría en una dirección y les diría: Sigan adelante tal como están ahora, y cuando tropiecen con alguien, será su marido. Así es como organizaría la guerra."

No
que no.

viernes, octubre 10, 2008

Negro, muy negro


Raymond Chandler

Decir novela negra es como decir Raymond Chandler pues fue él quien acuñó el término en su libro El simple arte de matar.


Aunque sería Dashiell Hammett el verdadero fundador del género -eso he leído-.

Dashiell Hammett

(Esta era la revista en donde publicaba sus relatos allá por los años 20)


Hay que ver qué individuos tan adecuados.


Me preguntaba, antes que nada, y ya que me tocará escribir sobre ello, qué elementos son los que deben definir a una novela negra, y me encuentro con palabras muy asiduas a los periódicos como miedo, violencia, injusticia, corrupción e inseguridad. Voilà! Chandler trabajaba de reportero en el London Daily Express y en el Bristol Western Gazette. Si a eso le sumamos su interés por la escritura, es comprensible que deba salir algo así como una novela negra. Inevitable. No basta entonces con que sólo aparezca un muerto, porque el muerto ya lo tengo. Por lo demás el texto narrativo debe contar con una atmósfera asfixiante y un lenguaje crudo, directo. En este tipo de relatos prevalece la sostenibilidad de la imagen decadente de la sociedad, y por ende, la falta de ética.


En algún sitio he leído también que la novela negra es una suma de género policiaco y violencia, y que existen tres tipos de novela negra dependiendo del punto de vista: la del detective, la del criminal o la de la víctima. Asi que, tengo el muerto y el punto de vista.


¿Es suficiente con esto para comenzar a escribir un relato de este género? Hombre, pues no, claro. Hay que sentir que se escribe para .Maten, maten ustedes pero con arte, como hacía Chandler, y después lo contamos.

Irás naciendo poco a poco

Tal vez la vida sea sólo eso. La lectura de aquel libro. Escribir un verso, probablemente mediocre. Subrayar frases hermosas con marcadore...