Luz de gas


Pero el amor no es eso.
No es pasar lentamente una página
para después ponerle una señal y
continuar otro día
dejándolo en suspenso
como si tal cosa.
No es coger una flor
orillada en la carretera para arrojarla
por la ventanilla
porque tampoco era para tanto. No es eso.
Debe ser, imagino,
una fuerza
telúrica, ventral
que te empuja y te arrastra,
que te zarandea y te tira al suelo,
te humilla y te levanta, te
honra, te muerde, te arranca la ropa,
la carne, la razón,
se vuelve loco volviéndote loco,
haciéndote luz de gas,
te da alas para después, arrancarlas,
te hace feliz, desgraciado,
te llena, te vacía
como vaso que fueras
y él, agua, vino o cicuta,
te insulta se ríe a carcajadas y llora,
contigo llora, te acompaña y llora,
se queda
tirado en la cama
a tu lado
rendido
acabado y llora.

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