CARMEN LAFORET

"El único camino que busco es la sinceridad."
Carmen Laforet



De Camen Laforet me gusta, además de su escritura, limpia y veraz, su voz, cantarina y vibrante. Hablaba y parecía que, para ello, se contenía, o más bien, que contenía una alegría irreprimible. Hablaba como si varias mujeres hablaran a un tiempo. Todas ansiosas por decir lo mismo. Hablaba como si quisiera arrancar a cantar y nunca cantara. Hablaba como si aún fuera una niña pero con palabras de mujer. Pero hablaba sin muchas ganas de decir. Disfrazando sus palabras de otras palabras. Y escribía como si hablara. Con toda la blancura que otorga la verdad. A pesar de ser una verdad fea, asfixiante o incluso aburrida. 

Por eso, cuando leo a Carmen Laforet, la leo con su voz. Yo leo sus palabras pero en mí resuena su voz. De modo que parece que fuera ella quien en realidad lee y no yo. Es muy difícil olvidarse de su vibrato después de haberla oído con atención. Y es muy difícil leerla sin su voz. Así pues, lo mejor es metabolizarla y aceptar esta condición cuando uno lee cualquier obra de Carmen Laforet.

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