Aquella lengua de hielo
dadivosa extirpa
mis ruinas
hinco las rodillas
en el jardín del otro lado
donde las flores aún no han nacido
ni el viento susurra dócil-
mente vencida a la devastación del mañana
donde los barcos siguen su propia estela
donde los niños no saben de felicidad
porque jamás la conocieron
soñaron días recónditos
en un jardín del otro lado
donde los labios dibujaban lunas
donde el destino se decidía
a golpe de risas
y abrazos.
Cuaderno de apuntes de ESTHER CABRALES
Las ilustraciones que aparecen en este blog son fruto de la autora.
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