De modo que acaba el año, ya con una edad nada despreciable y mucho más sola. Sí, claro. A medida que uno madura se va quedando solo. Es esa soledad interior. Sólo con uno mismo. Sólo ante la vida. Sólo en la soledad. Solísimo. Y qué. Sólo en los pensamientos. En los recuerdos. En la mismísima soledad. Pero sin miedo. Ya sin miedo. Sin ese temor a sentirse perdido. Lo maravilloso es perderse. No saber quién se es, ni a dónde se va. Lo maravilloso es no saber nada, verse sorprendido por la felicidad. La pequeña felicidad. La tímida. La insignificante.
Cuaderno de apuntes de ESTHER CABRALES
Las ilustraciones que aparecen en este blog son fruto de la autora.
martes, diciembre 31, 2024
La felicidad no es nunca grandiosa [Aldous Huxley]
Acaba el año y en este momento puedo afirmar que mi vida es anodina. Nada grave. Anodina en la vastedad de la existencia. No es ninguna locura admitirlo. Es anodina como lo son mis problemas si los comparamos con los agujeros negros, que no son problemas, sino desafíos del universo. Visto así, los problemas podrían ser desafíos también. Que me aspen si no lo son.
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