Sólo después...
como harapos
con los ojos bien abiertos
–estáticos, no vaya a ser que alguien crea que estamos vivos-
y los puños apretados hasta uñarnos,
aguardamos en silencio
la lenta evasión de la noche.
Como harapos, respiramos, medio rotos.
Y soñamos contigo, niño imaginario,
mientras el cielo llora.
con los ojos bien abiertos
–estáticos, no vaya a ser que alguien crea que estamos vivos-
y los puños apretados hasta uñarnos,
aguardamos en silencio
la lenta evasión de la noche.
Como harapos, respiramos, medio rotos.
Y soñamos contigo, niño imaginario,
mientras el cielo llora.
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