Enero y sus límites
Este frío invierno se adhiere a la piel
como una musaraña precipitada,
dibujando los contornos de mi cuerpo
a golpe de uña y hiel.
Mis límites absurdos de triste enero
se confunden con el vaho de tu boca
cuando auspicia alguna promesa remota.
La lluvia siempre me recuerda a muerte.
A padres.
La nieve siempre me despierta un dolor obsceno
que palio con tu cuerpo desnudo y cálido,
al que recibo entre sábanas y susurros
con la avidez de un recién nacido.
Este frío de enero se pega a la piel
como la seda roja a la porcelana.
Así es como limita mi cuerpo
con la entristecida lejanía
de este invierno cruel.
Comentarios
¿dónde miras...?
(y ratifico lo que ya han dicho otros: estás muy guapa)
...no parece que mires a ese prado verde lleno de esperanzas, ni a ese azul con su punto de misterio y su refrescante agua, ni a la luz que te envuelve, que tú misma irradias, y que te acompaña.
Venga..., no te hagas la remolona y date la vuelta, o mejor, da varias vueltas, y mira...
y verás lo que está esperando a que lo mires, que lo vuelvas a mirar, lo que los demás ya vemos...
en ti.
inteligencia, sensibilidad, ternura, ¿alegría?.
Perdoname el atrevimiento y entiendelo como un osado y casto beso en la mejilla. Y sobre todo gracias por tu blog, me encanta.
Pierrot
Creo que Esther es muy dificil de ver,
yo cuando la vea, pediré un deseo.
:-)
un saludo.
http://cuadernosdelmatematico.blogspot.com/