Sucede que una se cansa de estar sola. Quisiera ver otras personas, aunque fuera gente sin cara. Esther suscribe lo que escribe Alejandra. Y añade: en los raíles de acero / ardientes/ por el paso precipitado de un vagón vacío/ crecen las amapolas/ como pesadilla/ que aventa en la noche/ cuando nadie dice adiós.

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