Afuera


Tuve que tomar distancia con el mundo, porque así lo pedía la vida, para sobrevivir, aunque pueda parecer exagerado, - me refiero a un vivir tranquila, en paz-. Me retiré a escribir mi primer libro, Erosión. Ah, sí, claro, me retiré a mi habitación, como defendería Woolf. Un ejercicio que me proporcionó cierto sosiego y me permitió, ahora lo sé, apartarme del mundo durante meses, acercarme más a mí misma, a mi esencia. Yo no sabía que estaba escribiendo ese libro. Aún no era consciente, simplemente lo hacía. Y el final de aquel libro, llegó más pronto de lo que hubiera deseado. Tan breve era. No tuve más remedio que continuar escribiendo, si es que quería seguir mi camino hacia el sosiego, con el comienzo de otro libro: Cuerpos.


Este libro me llenó de una fuerza inusitada, de cierta extraña alegría. Hoy me siento, de algún modo, tranquila, cuando pienso en él. Si reparó o no, algo, en mi existencia, lo ignoro. Quiero creer que sí. Aunque fue una experiencia difícil, hoy es una realidad. Es una realidad, digo, que esos libros sean la materialización de mi estar afuera pero dentro.


Y mi pretensión de estar fuera del mundo, aún no acaba, pues necesito estar más afuera si cabe, más lejos; sólo así puedo ser yo. De modo que volveré a escribir con el mismo ímpetu, con la misma convicción que tuve en aquel momento. Y espero, sólo espero, no defraudarme.

Comentarios