Western

Ese instante
en el que crees
que en aquel lugar
no se te ha perdido nada
y entonces regresas a casa
con un sentimiento entre desdén y alegría,
enciendes el televisor
y te enganchas a un western
en tono crepuscular
donde un moribundo
con un hilo de sangre
cayendo de su boca
apenas balbucea ya su muerte
mientras olvidas
contemplando esa agonía
que ocupa toda la pantalla
de cincuenta y cinco pulgadas
lo insignificante
de lo acontecido hoy,
lo que te ha decepcionado
en definitiva
la vida.

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