este poema
sólo existe
si tú lo lees
Esther Cabrales (Madrid, 1973). Poeta. Ha cursado estudios de Derecho y de Filología Hispánica que jamás concluyó, porque siempre estuvo profundamente dedicada al sector financiero. Ha publicado Erosión (Renacimiento, 2017), Cuerpos (Renacimiento, 2019), Animal (Torremozas, 2021), Lengua muerta (Páramo, 2021), Mondo (Bajamar, 2024). Poemas suyos han sido incluidos en antologías nacionales, como son Rojo Dolor (Renacimiento, 2021), Distopía en femenino (Elenvés, 2023).
“Un escritor nunca llega a escribir lo que él quisiera escribir, un libro más es en cierta medida un libro menos, menos en ese camino final de irte acercando al libro final y absoluto que nunca escribes, porque te mueres antes”.
La novela es una superstición de nuestro tiempo, así como lo fue el drama en cinco actos o la epopeya en otras épocas. Es muy verosímil que la novela desaparezca, mientras que el cuento... No veo una literatura sin cuento o sin poesía, en tanto que una novela de cuatrocientas, quinientas páginas puede muy bien desaparecer.
J.L.Borges
Texto extraído del libro de María Esther Vázquez, Borges sus días y su tiempo.
El mundo del libro lo disputan dos especies de escritores: los que aplican la prosa de segunda mano y los que no. Imagine un gran rollo de tela, no de lino o seda, sino de poliéster barato. El escritor de segunda mano corta piezas de la misma, capítulo por capítulo, cuento a cuento. Sin embargo, independientemente de lo que cosa con ellas, ya sea novela o cuento (o incluso poesía), siempre será poliéster. El segundo tipo de escritor aspira a convertirse no sólo en un escritor de gatillo fácil sino en algo completamente distinto: un escritor que también es artista. El arte literario combina lenguaje forjado de yuxtaposiciones frescas, de palabras que no se escuchan en el mercado o en la tienda de jardinería, con ideas y observaciones que, aunque un poco gastadas (porque todos los cuentos se han contado antes), nos parecen nuevas.
En el armario me topé con aquel viejo libro que abrí al azar. Ése que tanto le gustaba a mamá. Entre las páginas, sus ojos leían voraces los versos de Dylan Thomas. Debió dejarlos olvidados cuando murió repentinamente. Llevábamos meses buscándolos. Ahora podríamos completar sus cuencas vacías y, por fin, descansar.
Aunque no falte
aire
me cuesta
respirar
hablar
aunque no falte
lenguaje
ni cosas que decir
argumentos
pretextos
aunque no falten
libros
poemas
canciones
películas
vida
-digo vida
y no
alguien con quien hablar
de estos asuntos
de la nada
del silencio
de la negación
de lo absurdo-
me cuesta
pensar
y es arduo,
pensar
en otra cosa
que no seas tú
o saber
reconocer
cuándo
la fecha exacta
del día
que he muerto tanto.
Decir la verdad tal y como la ve [el poeta]. Decirla tan bellamente, tan sorprendentemente como pueda; encender con ella su propia capacidad...